Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que me dijiste que la única razón por la que seguías adelante era porque tenías alguien que lograba sacarte una sonrisa, alguien que te daba el apoyo que necesitabas, alguien a quien realmente querías más allá.
Por circunstancias de la vida esa etapa fue acabándose y después de un tiempo terminamos más lejos de lo que jamás pudimos haber imaginado. Quizás fueron 3 o 4 años alejados, sin embargo, seguías siendo uno de los recuerdos más fuertes en mí. Contigo viví experiencias únicas y aprendí muchísimo sobre algunas cosas. Eres algo que no puedo desligar de mi corazón tan fácilmente.
En esos 3 años largos, conocí a muchas personas, viví otras experiencias, sin embargo seguía faltando esa chispa que le dabas a mi vida. Cuando estábamos juntos algo mágico rodeaba nuestras existencias. Llegué a un punto donde comencé a negar ese pasado, pues empecé a pensar que recordarte todo el tiempo comenzaría a ser perjudicial para mi salud mental.
La vida me jugaba buenas y malas pasadas, buenas en su mayoría, tuve momentos de alegría y tristeza, sin embargo, jamás pensé que me haría jugar con mi cabeza, después de verte sentada, esperando el bus, donde teóricamente siempre lo tomabas, donde prácticamente nunca te vi. Eso me tomó por sorpresa, no sabía que hacer, no sabía como actuar. Los nervios se apoderaron de mí, y el hecho de pensar en todo lo que podía pasar llenó mi cuerpo de ansiedad.... Fui afortunado pues cogiste rápidamente el bus y no me viste.
Desde ese día camino un poco más lento, esperando el momento en que la valentía vuelva a mi cuerpo y sea capaz de verte a los ojos y deicrte 'Hola, mi amor, jamás logré dejar de pensar en ti', sin que me importe como sea lo que ocurra en un futuro instantaneo.