Al final fue mi culpa que nos distanciáramos, fui yo quien dejó escapar la oportunidad de poder seguir siendo alguien para ti, y es que realmente siento que llegaste a conocer la peor parte de mí. Conociste al yo que no sabe perder. Sobretodo si entendemos de primera mano que en ese momento perdí mi vida en un sentido no muy estricto, puesto que esta voló de mi pecho intentando no soltar tu mano mientras te ibas lentamente.
El peor yo sólo se resume en una palabra: 'Frustración'. Y es que no hay nada más frustrante que verte partir sin poder hacer absolutamente nada. No hay nada más frustrante que pasar a tu lado y ni siquiera poder levantar la mirada. No hay nada más frustrante que el hecho de no haber logrado finiquitar 'bien' lo que se podía entender como nuestro, me siga persiguiendo hasta el día de hoy sin dejarme descansar.
Al final solo me quedó rescatar lo bueno que viví contigo y seguir usando(te) como inspiración todo eso, sin embargo, cada día que pasa me lamento que hayas conocido al peor yo... Cada día me lamento que ya no estés, y aunque la frustración es mucho menor, aún duele saber que en un momento de mi existencia, una parte de mi casi tan grande como mi vida, salió de mi pecho a perseguirte como un sueño, y volvió reducida a una pequeña gota de esperanza que aun vive.
Te extraño.
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