jueves, 7 de abril de 2016

Tranquilidad

Darme cuenta de lo fugaz que puede ser un estado de ánimo me tomó muchísimo tiempo, tiempo en el que fui comprendiendo que la vida no se acopla a la vida de uno, sino uno debe acoplarse a sus inclementes condiciones. Y aquí me encuentro yo, esperando, esperándote, porque no sé si algún día vuelvas, quizás en forma de un abrazo que me pondrá frío o en forma de un beso que nunca me va a llegar.

He entendido con el tiempo que lo importante realmente es aprovechar cada ocasión que se tiene cerca a dicha persona, por más mínima que sea. Así como lentamente me fui dando cuenta que un abrazo o una mirada, valen en ocasiones muchísimo más que un beso o una caricia. Al final, el tiempo sigue pasando y me sigue enseñando cosas, mientras tranquilo, en mi sofá, veo como este pasa, a veces muy, muy lento, y otras demasiado rápido.

Quizás nunca te vuelva a tener entre mis brazos, y quizás tus labios nunca vuelvan a rozar mi piel. Quizás te diste cuenta con el tiempo, que no valía la pena esperarme, quizás porque no te diste cuenta de que yo si lo estoy haciendo. Me encantaría saber que piensas, qué te ha dado el tiempo, qué te ha quitado, y que te puedo dar yo. La vida se compone en pequeños lapsos de tiempo que están pasando lenta y rápidamente... Ahora bien, quisiese que tu fueses aquel dilatador temporal que hace que un instante a tu lado se torne como 5 largas vidas. Que aquellos abrazos de menos de 3 segundos se conviertan en abrazos que ven nacer y morir estrellas.

Y hoy, una fría noche de jueves, me encuentro esperando, esperándote, porque no sé si algún día vuelvas, quizás en forma de un 'te extraño' quizás en forma de un 'te amo'.

No hay comentarios:

Publicar un comentario