Veo la luna, y no puedo dejar de pensar en ti. Recuerdo tu sonrisa, la más reciente, la que me diste antes de que nos despidiésemos dos días atrás. Recuerdo tu mirada, cálida y serena, como siempre, llenándome de tranquilidad. Me perturba la idea de tener que separarme de estos recuerdos en cualquier momento. Dejar de tener tu mirada y tu sonrisa a mi servicio, tener que separarme de tu piel y soltar tu mano lentamente...
Veo la luna y no sé en que quiero hundirme. Estoy al lado de dos pozos. Uno tiene tu nombre, y en el cartel que lo presenta se alcanza a leer un 'jamás lo lograrás', el otro, sin embargo, a dos pasos de distancia y con un cartel mucho más legible pone 'jamás lo intentaste'. En esta fría noche estoy entre ambos pozos. Tu nombre ahí enfrenta mi razón, al paso que voy, enloqueceré. Camino erraticamente entre los pozos, en ambos veo el reflejo de la luna, la cual me llena más de dudas.
Mientras camino, pienso en como podría ser un futuro, como podría condicionar mi presente. Mientras camino de un lado a otro, solo pienso en ti, pienso en tu mirada, en tu sonrisa, en la suavidad de tu piel, en la silueta de tu cuerpo, en el dulce de tus mejillas, en el calor de tu corazón...
Mientras camino, la torpeza me gana tropiezo de cara a uno de los dos pozos... Sin alcanzar a leer cual comienzo a hundirme, lentamente, ahogándome bajo la luz de la luna.
Luna de mi vida... déjame ahogarme... en ti.
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