viernes, 5 de enero de 2018

Carta de amor.

No suelo escribir este tipo de cosas, ni mucho menos pasárselas a alguien, sin embargo, considero que es pertinente hacerlo en este caso. Y es que no sé ni por donde comenzar. Básicamente, me encanta estar contigo.

Y es que desde el día que vi tus verdes ojos, pensé en mil y una cosas, pensé en como esa claridad en los ojos de alguna manera se tornaba irresistible para mí y me envolvía en una infinidad de deseos, pero eso no quedaba ahí, tu tierna piel, blanca cual lienzo que busca color de diversas formas, y el contraste de tu hermoso cabello negro, que se deslizaba hasta abajo de esas marcas que se formaban en tu cintura. A priori, sin saber nada de ti, ya habías hecho que yo descubriese mucho de mí.

Realmente no sé como me diste una oportunidad, pero de alguna manera pude conocerte mejor con el tiempo, empezamos a confiar muchísimo entre nosotros, hasta el punto que al poco tiempo de conocernos sentíamos que llevábamos una vida siendo amigos, amigos. Mi mayor temor fue quedarme ahí, en la 'friendzone', pues no suelo ser muy propositivo, pero cada esta vez, cada oportunidad que me dabas, cada una, por más pequeña que fuese, la tomaba.

Sin más, un día salimos a caminar, porque siempre era mi excusa más estúpida para estar mucho tiempo contigo. De repente saltaste al frente mío y me dejaste en shock. Frente a mí tenía esos hermosos ojos verdes que desde el principio había visto, y sin pensarlo, con mi mente en blanco te robé un beso, esperando lo peor. Pensé que toda esa confianza se había ido al garete, pensé que todo lo que había intentado mantener esto se había desplomado, pero en cuestión de milisegundos todo eso voló, y sentí tus manos apretando mi espalda, para que luego me mordieses el labio y soltases un 'te habías demorado, imbécil'. Esa caminata la terminamos tomados de la mano.

Acostumbras a llamarme imbécil, y es que no te falta razón, pero es que cuando estoy contigo, o hablo contigo, o pienso en ti, dejo de ser un ser coherente y me convierto en un manojo de nervios y ansiedad, dejo de ser la persona ruda que logro ser para ser alguien que intenta ser tierno y busca verte sonreír en cualquier momento, literalmente creo que ese imbécil que tanto repites, es culpa tuya.

Y es que quisiese describir cada momento, o cada cosa que me gusta de ti, pero me tomaría párrafos y párrafos que ya conoces, y que cada vez que puedo te recuerdo. Y es que tu sabes lo mucho que amo recostarme junto a ti, apoyarme sobre tu pecho, sentir el calor de tu piel, pensar en el calor y la pasión que me brindas, y sentir que por primera vez en mucho tiempo, estoy buscando dar lo mejor de mí.

Quizás esta carta de amor sea la peor escrita en el mundo porque en ningún lado digo que eres más hermosa que mil atardeceres, o que tus ojos son más que las estrellas, pero para mí más allá de lo hermosa que ya eres, eres la mejor persona que he conocido, a la que más había anhelado y a la que más he amado. Gracias por ser como has sido conmigo desde el primer instante en que te conocí, gracias por cada oportunidad aprovechada y por cada que no se logró.

Amo poder ser contigo, amo sentir tu piel, tu calor, tu amor, y más allá de todo, te amo a ti

Terminaré ésta carta recordándote nuestra primera salida, algo así como nuestra primera cita, pero yo te dije que no manejaba ese concepto y aprovechaste para molestarme con eso toda esa noche. Llegamos a tu casa y empezamos a ver una película que yo había visto mil veces, pero te dije que nunca la había visto para poder verla contigo... Choose a life... El resto, lo conoces muy bien, y sabes muy bien que elegí.


No hay comentarios:

Publicar un comentario