Eran las 6:40, íbamos tarde, como de costumbre, a aquella función de las 7 de la noche. Corrías de mi mano a lo largo de los pasillos de ese gran centro comercial, esquivando personas a diestra y siniestra mientras teníamos como objetivo llegar a la taquilla del cine y reclamar aquellas boletas que teníamos reservadas. Recuerdo muy bien como te preocupabas por qué yo no debía correr, pero el hecho de perderme los avances me tenía con la adrenalina al límite y yo solo corría por instinto.
Logramos llegar, solo 5 minutos tarde, entramos a la mitad de los avances. Fue una película muy normal, tenía un poco de acción, un poco de comedia y un poco más de drama. Tuvo también un poco de tus besos cada vez que te acercabas a preguntarme algo. En general fue una buena velada. Sabías que no podía resistirme a tu mirada en la oscuridad, y sabías mejor que yo cual podía ser mi más grande debilidad.
Eran las 8:20 de la mañana. Iba pedaleando hasta donde mis pies daban. Habías dicho que quedábamos de vernos a las 8 en punto, y yo en mi mundo dejé ir el tiempo y salí más tarde de lo que pensé que saldría. Me sentía fatal pensar que te había hecho madrugar para que te enojaras conmigo por mi falta de puntualidad. Al llegar te vi tranquila, sentada observando a las personas que usualmente salían a jugar partidos de baloncesto. Me recordaste lo mucho que te gustaba ir a verme cuando tenía partidos. Nostalgicamente, recordé como lograbas subirme la moral y como gracias a ti lograba dar un poco más de mi 100% en cada partido.
Te levantaste de la silla, me diste un beso y luego me tiraste al pasto, me dijiste textualmente 'No vuelvas a hacerme madrugar para esperarte, imbécil'. Y posteriormente te fuiste a la cancha y preguntaste si había cupo para dos personas. Entramos a jugar unos 15 minutos, estabas en el otro equipo. No te cohibías cuando se trataba de presionarme y lo hacías con todas tus fuerzas, me hacías sentir completo nuevamente.
Eran la 1:00 de la tarde. Quedamos de vernos en tu casa, teníamos boletos para ir al teatro, pero primero querías que pasase por tu casa y almorzacemos juntos, me pediste que llevaras algunas cosas para completar el almuerzo y en mi forma de ser llevé varias que no coincidían a lo que me pediste. Cocinar a tu lado siempre fue uno de mis más grandes placeres, lo que más amaba era aprender cosas nuevas a tu lado. Almorzamos y salimos al teatro, la función era a las 4:20.
Nunca pensé que estaríamos juntos en un ambiente como ese... tan bohemio. Sin embargo a tu lado todo era simple, era hermoso, era perfecto. Salimos de aquella obra dramática a por un par de cervezas; Terminamos en un bar de son y salsa. Al principio estaba muy reacio a bailar, pero tu insistías. No aguanté y cedí, y no me arrepiento de ceder ante lo que me pides en momentos así. Fue una de las mejores noches de mi vida. Tus pasos, tus besos, tu ritmo, tu calor, tú.
Eran las 9 de la noche, era la última función del día, íbamos a ver una película de terror. También eran las 3 de la tarde, íbamos a comer hamburguesa, o cuando eran las 6 de la tarde, salíamos a tomarnos un café. Casi siempre buscaba empezar mis noches contigo, casi siempre buscaba terminarlas así; Feliz. Ahora solo quiero una noche más a tu lado, una noche más siendo feliz. Una noche más.
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