martes, 29 de mayo de 2018

Si algún día nos volvemos a ver.

Si algún día nos volvemos a ver, entenderé que ya no eres mía, que quizás nunca lo fuiste.
Si algún día nos volvemos a ver, recordaré con pasión aquel ultimo buen recuerdo que tuve a tu lado.
Si algún día nos volvemos a ver, me sentiré feliz al pensar en que si estás aquí nuevamente, es por algo.
Si algún día nos volvemos a ver, entenderé que ya todo acabó.

Si algún día nos volvemos a ver, será en tu sonrisa en lo primero que pensaré. En aquel pequeño detalle que hacía que mi vida brillase un poco más, en aquel pequeño momento en que tu y yo dejábamos de ser dos seres distintos para convertirnos en uno solo.
Si algún día nos volvemos a ver, me alegraré de saber que estás bien, que sigues ahí con la misma sonrisa que has llevado toda tu vida, coqueta y sincera, alegre y emotiva. Entenderé que por más que el tiempo pase, quizá eso es algo que nunca cambiará.

Si algún día nos volvemos a ver, sonreiré porque en ese momento me daré cuenta que has dejado de ser mi demonio más grande.

martes, 15 de mayo de 2018

Entropía

La vida es un caos todo el tiempo, ésto lo dice la segunda ley de la termodinámica. Cualquier acción que se realice, liberará entropía, y esto se traduce a un mundo lleno de caos, lleno de desorden.
Es por esta razón, quizá, que cuando salía a bailar contigo, siempre sucedían cosas, que fuera se salían de mis manos.

La razón principal por la cual salía, eras tú, bailar me hacía sentirme más cerca de ti, y tú, con tu sonrisa buscaba ayudarme con mis torpes y tímidos pasos. Esas noches en particular eran demasiado intranquilas, no propiamente porque entre tu y yo hubiese una tensión negativa, sino que las estrellas se posicionaban para vernos sufrir eventos desafortunados.

Podemos comenzar con el día al que me llevaste al bar de salsa, sabías lo mucho que me gusta ese genero y me llevaste para ver que tanto podía defenderme yo bailándolo. La noche era muy linda, y llevábamos bailando sin parar casi una hora, por lo que sin previo aviso me tiraste a una silla y posteriormente te sentaste sobre mi, con la mala fortuna de que ésta se rompió y terminamos en el piso. No parabas de reír, mientras yo sollozaba por el golpe que había recibido. Me hiciste levantarme rápidamente y seguimos bailando, esa noche estuve reacio a volver a tomar asiento. Sin embargo, el dolor desaparecía a medida de que tus besos aparecían.

O también, como olvidar aquella noche, que decidimos dejar el baile para una siguiente y fuimos a un café bar, a escuchar una banda en vivo. Era un tributo a Barón Rojo, y si bien no era tu genero favorito, me llevaste sabiendo que era una de mis bandas preferidas. Yo estaba muy feliz, las canciones, tu mano sobre tu pierna y tu mano sobre la mía, música y tu sonrisa a mi lado. Eso hasta que levanté mis brazos por la alegría que tenía encima, teniendo la mala fortuna de derramar una bandeja que un mesero traía sobre nosotros. Quedamos bañados en alcohol; yo no podía decir ni una palabra, mientras tú, me veías con tu cara de 'Eres un imbécil', me sonreías y posteriormente me dabas un beso para terminar diciendo 'Así, con todo este alcohol sabes un poquito menos amargo'.

A tu lado mi vida tenía muchas más emociones, solían pasarme cosas que no comprendía o que a priori, no tenían sentido. Me llenabas de sonrisas, más de las que me regalabas, me hacías ver el mundo de una forma un tanto más positiva y pese a que siempre, siempre que estabamos juntos algo malo pasaba, nunca lo vimos como algo malo... tu lo veías con unos ojos llenos de tranquilidad y una sonrisa esperanzadora, mientras que yo lo veía como una oportunidad de poder ver esa sonrisa que tanto amé.

Al final, como decía la canción que sonaba cuando nos caímos de la silla 'todo tiene su final, nada dura para siempre'. Aunque pensandolo bien, todo ese caos si lo hace... y en ese caos está el recuerdo de esa hermosa sonrisa.