miércoles, 18 de marzo de 2015

Nunca es demasiado tarde.

11:15 de la noche, y no tengo más que tu recuerdo. Ya no estás aquí, de hecho te fuiste hace rato, pero cada vez que respiro siento el olor de tu piel. Vuelvo a pensar, nunca es demasiado tarde para amar, nunca lo será. Quizás siga pasando el tiempo, y este me martirice con recuerdos, sé que nunca será demasiado tarde para un nuevo comienzo, y es que, la verdad, entiendo que esto no lo leerás, jamás fue prioridad tuya leer lo que intentaba componer usándote como inspiración. 11:30 de la mañana, hay cosas que sigo sin entender, quizás es lo mejor para mí, quizás no, sin embargo sé que aún no lo es, nunca será demasiado tarde, ven a mi mujer.

A la distancia nuestras miradas se cruzan, y como si no nos conociéremos, pasamos uno al lado del otro sin siquiera inmutarnos, pese a que en lo personal, un millar de escalofríos atraviesan mi cuerpo, e innumerable cantidad de impulsos nacen en mí. Ganas de abrazarte, ganas de tenerte de nuevo, de besarte, de darte lo mejor de mí, aunque sé que nada volverá a ocurrir, pues parece ser demasiado tarde. Y es que puede pasar el tiempo, pueden pasar los días, y tu recuerdo latente está ahí. Tu nombre, tu mirada que me enloquecía, y tu sonrisa que me animaba. Todo de ti...

Y aunque ya con lamentarme no gane nada... desahogarme es más que suficiente. Sobretodo cuando estoy lo suficientemente frustrado para no escribir bien.

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