sábado, 28 de febrero de 2015

Bajo la lluvia.

Estabas allí, sentada bajo la lluvia, fue cuestión de instantes para que me encontrara a tu lado y de alguna manera encontrara el valor para tomar tu mano. Sentía que estabas herida, quizás tanto tiempo que esperé para hablarte me sirvió para entenderte un poco más, y así mismo, te sentiste en calor conmigo, pese a que la lluvia mojaba nuestras ropas y el frío se apoderaba del ambiente. Estábamos allí, sentados bajo la lluvia, tú, en un estado más que deplorable, y yo intentando ser quien nunca fui, un hombre que pudiera sacarte de ese estado. Poco a poco, entre intentos de auto humillación y patéticas bromas, logré sacarte pequeñas sonrisas que contenían las gotas de lluvia que caían sobre tu rostro, aquellas que realmente eran lágrimas que no habías podido evitar. En ese momento comprendí que no era el único que me sentía solo. Pese a que en tu circulo social estabas rodeada de personas, sobretodo hombres que manejaban características que siempre creí te atraían, no lograbas entablar confianza con ninguna de esas personas.

Después de ese día entre nosotros todo cambió, a mi lado sonreías, a tu lado me sentía completo, comenzamos a formar una pequeña relación que poco a poco fue creciendo, poco a poco fue tornándose algo muy grande. Desde instantes como ese en tu casa, cuando dormías sobre mi pecho y de un momento a otro un estornudo mío te levantó, y sin más me pegaste con un cojín en la cabeza diciendo "Estúpido, no te diste cuenta que estaba descansando de la forma más placida, cosa que hago sólo cuando estoy a tu lado" mientras apretabas mi mano e intentabas hacer que yo me disculpara, dándote un beso en esa parte del cuello que tanto te gustaba. O cómo cuando fuimos por primera vez a cine, dónde una barra muy grande separaba nuestros asientos y no la podíamos mover, y entre pequeñas risitas, tus manos y las mías se encontraban a través de aquella barra, tus piernas buscaban molestar las mías y finalmente tus labios encontraron los míos sin importar la incomodidad en que se dio ese beso... O quizás ese momento que considero yo cúspide, en el cual me sentí realmente feliz, cuando de tu mano bailé por primera vez, teniéndote cerca, más cerca de lo que jamás imaginé, teniéndote ahí, a un te amo de distancia, dónde nuestras almas se enaltecieron y nuestros cuerpos se volvieron uno sólo. Ahí donde tu y yo dejamos de ser tú y yo, y nos volvimos una especie de nosotros. Finalmente, después de incontables momentos de felicidad, algo ocurrió, y ninguno de los dos volvió a ser el mismo, ese nosotros comenzó a tornarse un poco distante de las ideas que manejábamos, y poco a poco todo se fue derrumbado, hasta el punto en que ese tú y yo que al principio existió, estaba separado por una cantidad incontable de kilómetros, ese tú y yo ya no se reconocía. Finalmente llegó ese final que tanto esperé no pasara... Quizás fue lo mejor para ambos, quizás no, no lo sabré.

Estoy allí, sentado bajo la lluvia, solo, esperando que algún día llegues de nuevo, y tomes mi mano.

No hay comentarios:

Publicar un comentario