Es la inmensidad del mar la que me filtra tu recuerdo, y que lentamente me ahoga en el mundo de posibilidades que tuvimos. Que si fue tu error, que si fue el mío, jamás lo sabré y ahora ya no importa, porque fuese la respuesta que fuese, ya no estás a mi lado. Y aunque pase el tiempo siento que lo nuestro pudo perdurar, pero... al final de la noche tu recuerdo se desvanece como las gotas de lluvia sobre el inmenso mar azul. Aun no entiendo por qué cada noche pasa lo mismo, vas y vienes trayéndome desdicha y frustrando mis pensamientos. Quisiera entender por qué pese a que llevas mucho tiempo lejos de mí sigues estando tan cerca de mi corazón... Quiero entender muchas cosas, más de las que pudimos comprender los dos en nuestro momento.
¿Por qué nunca te regalé un ramo de flores? ¿Por qué nunca te invité a pasar una noche viendo al mar? No sé qué tanto duró esto, pero siento que me faltaron muchas cosas por hacer, por hacerte.
La noche cae profundad y mi vida se pierde en la inmensidad del mar, la noche cae y cae y yo aún me encuentro sobre tu sonrisa, la única isla que me salva del inminente ahogamiento. Quisiera dejar de soñar, quisiera dejar de ver, pues dónde quiera que esté, estás presente en mí, en mis recuerdos, en mis sueños, en mis más grandes anhelos. Estas ahí sentada, como la primera vez, como la última vez, como el amor de mi vida y como quien de mi vida el amor se llevó. Estas ahí, hermosa como siempre, radiante. Te quiero, te quiero, te quiero de nuevo.
Espero algún día recuerdes esto y por lo menos sonrías. Tú sabes que al final, eso era lo único que me importaba... Verte sonreír.
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