Estamos nuevamente donde comenzamos. Tú, en este momento debes estar hablando con un millar de personas a través de diferentes redes sociales, mientras que yo pienso en cual será la forma menos estúpida de hablarte, sin generar un momento incómodo o sin parecer más idiota de lo que usualmente parezco.
Las relaciones son un tanto extrañas, y no creo que sigo sin entender porque la nuestra giró tan drásticamente y pasamos de noches donde tu cuerpo abrigaba el mío, a noches donde tu cuerpo, lejos, aceptaba que momentos así, efímeros, no volverían. Creía que todo estaba bien. Miraba tu dulce sonrisa, y tu tierna mirada, con esos ojos color café que despertaban algo en mí, y con beberme el color de tus ojos encontraba la energía suficiente para salir adelante, para ser mejor persona, para nunca decepcionarte. Realmente nunca supe cuando fue que te fallé, sin embargo ya no estás aquí. Tu cuerpo está a unas cien cuadras de distancia y el frío que siento no me lo puede quitar nada.
Recuerdo, hace 2 meses, me invitaste a ver películas en tu casa. Tenías todo un cuarto preparado, donde una cama grande, una botella de gaseosa, y muchas cosas que se veían provocativas -además de ti- daban píe a una velada maravillosa, algo que no decepcionó. Esa noche fue mágica. Entre escena y escena la película fue pasando, y nuestros corazones fueron encontrando paz el uno con el otro.
Esa noche no me dejaste ir, eran las 2 de la mañana y decías que irme a mi casa sería muy peligroso, alistaste un colchón y lo pusiste al lado de mi cama. Fui muy inocente pensando que dormiría solo. Cuando estaba conciliando el sueño, te sentí, sabías que en el colchón solo cabía yo, pero igual estabas en el piso, abrazándome. Hice todo mi esfuerzo para que el espacio de ese pequeño colchón colaborara con nuestra causa, y terminaste sobre mí, durmiendo en mi pecho, mientras te abrazaba desde la cintura y sentía tu cabello en mi cara. No importaba, te veías muy tierna, muy dócil, muy hermosa. Ahí me di cuenta que estaba enamorado. Me di cuenta que uno realmente se enamora cuando ve el estado más frágil de aquella persona por quien siente interés. En ese momento solo pensaba en abrazarte, en protegerte y en nunca dejarte ir.
Han pasado dos largos meses desde eso...
Hoy no puedo dejar de pensar en eso, noche tras noche, extraño tu sonrisa, extraño tu mirada, tus dulces ojos cafés, extraño verte reír y verte en estados de paz. Hoy es otra noche más donde me gana el insomnio.
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