Aun recuerdo mi primer partido, fue lejos de la cancha que ya conocía. Contra un equipo fuerte, y pese a una derrota abultada logré mi primer cesta de una forma extraña. Por el lado derecho. Poco a poco fuimos creciendo como equipo, gente llegaba, gente se iba, gente volvía. Íbamos de campeonato en campeonato. Muchas veces perdíamos, pero las pocas que ganábamos las celebrábamos con euforia. No tendríamos más de 15 años. Otro día que no podré olvidar de estas experiencias fue cuando en nuestro sitio de entrenamiento teníamos un partido. Íbamos perdiendo no por muchos puntos, pero disfrutamos mucho como equipo y aprendimos muchas cosas; en ese partido, cuarto cuarto, faltando menos de 10 segundos teníamos posición, me la pasaron y gritaron ¡Lance Canadá y desde un poco atrás de mitad de cancha lancé ese balón, rumbo al aro de los rivales. Mientras el balón volaba en el aire sonó el pitido final y milésimas de segundo después el balón entró. No sentí que me dejarán caer. Perdimos, pero celebramos esa cesta como si hubiese sido la cesta ganadora de último segundo.
Este deporte trajo muchas cosas bellas a mi vida. Trajo amigos, trajo emociones. Trajo retos y trajo responsabilidades. Me mejoró como ser humano, mejoró todo en mí. Gracias al baloncesto mi vida se relajó. Aprendí a dejar todo el estrés y los problemas en la cancha. A vivir una vida relajada. Aprendí a que puedo ser buen líder, y también puedo ser bueno siguiendo ordenes. Aprendí que ser diferente a los demás puede hacerte un poco más importante, ser un zurdo en un grupo de diestros me hizo ganar un puesto como titular definido durante un largo tiempo.
No saben el dolor que sentí al oír "Debe dejar el baloncesto mientras resolvemos el problema de su rodilla, y hasta después de una posible operación" No volver a sentir la emoción de lograr un triple, de hacer una entrada por doble ritmo y que te piten falta teniendo un libre. No poder apoyar a mi equipo en la cancha, y quizás tampoco fuera de ella. No dejar de ser parte de un equipo, pero si dejar de ser pieza fundamental. Y peor, la posibilidad de no poder volver nunca a hacer esto.
Le doy gracias a la vida por la oportunidad que me dio de ser deportista, por dejarme ser parte de ese equipo, por dejarme conocer esos amigos y sobretodo por hacerme mejor persona. Pase lo que pase amaré este deporte y me esforzaré al máximo para volver a ser quien era. Para volver a ser ese armador que pensaba las jugadas, por el que podían perder posesión gracias a un mal pase, o por quien se podría lograr una cesta. Volver a ser ese Alero izquierdo que a cualquier salida rápida le corría y siempre iba y volvía para atacar y defender. Poder volver a ser ese Canadá, ese al que casi todos querían.
No hay comentarios:
Publicar un comentario