lunes, 2 de diciembre de 2013

Partiendo de tu sonrisa.

No puedo evitarlo, desde que te vi tan deslumbrante esa noche mi corazón desvió su rumbo, y se centró en tus ojos, esos ojos amarillentos que me son recordados cada vez que miro al sol, pues iluminan mi alma de la forma que el sol ilumina mi persona. Fue curioso, pues no soy alguien extraño para ti, soy de esas personas de las que tienes referencia pero no son más que simples conocidos, sin embargo, cuando nuestros ojos se cruzan siempre sueltas una sonrisa, de esas sonrisas que se tomarían como coquetas, o de esas sonrisas que hacen sonrojar a todo aquel que las recibe, pero esta sonrisa tuya era más una cortesía, pues creo que es hermosa en cualquier situación que toque sacarla a relucir.

En parte también es extraño, pues a tu lado no siento la timidez que suelo sentir frente a alguien que me atrae, o en mejores palabras no soy tímido frente a tu existencia porque en ti encuentro cierta tranquilidad, aunque no seamos más que conocidos. Me puedo perder en tus ojos mil y una vez y tú no te darás cuenta.

Calma, tranquilidad, paz...

Lastimosamente no soy buen conquistador, ni tengo el valor necesario como para abordarte. Todo se quedará en una noche, una mañana, una tarde. Todo se quedará en una sonrisa que se mostró, un beso que no se logró y una mirada que me atrapó.

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