sábado, 30 de diciembre de 2017

Carta al 2017

Solo he hecho dos veces esto, 2013 y 2016, supongo que en 2014 o en 2015 no me sentía tan cómodo para hacerlo.

Éste fue un año complejo, con muchos sobresaltos. Empezó prometiendo mucho, pero poco a poco empecé a tener problemas, cosas que pensé había solventado por allá en el 2015 pero que realmente solo había escondido. Sufrí, lloré, perdí, me cansé, me caí; pero también sonreí, gané, me levanté y busqué seguir adelante. A groso modo fue un año con muchísimos altibajos, y extenderme en cada uno llenaría de páginas este blog.

Hubo metas cumplidas, cosas que pensé que no volvería a hacer, amigos que se fueron, otros que volvieron y nuevos amigos que aparecieron, amistades que se fortalecieron mas allá de los años y otras que independiente al pasado trascienden en la vida, viejos amores que se disolvieron y se transformaron, muchísimo alcohol, un par de semestres complicados, por no decir los más pesados de la carrera, mucha paciencia y mucho descontrol; Dolor y felicidad, y al final todo devino en tranquilidad. Todo para terminar el año en un aparente estado de control, de tranquilidad, de armonía, que quizá no me hace la persona más feliz del mundo, no me sumerge en la agonía que podría llegar a padecer.

Un año en que aprendí a conocerme mejor y que me enseñó a ser más fuerte de lo que jamás había sido, que me llevó por un camino que pensé no recorrería y me mostró partes de mí que aún no conocía. Un año, que independiente a todo lo que se sufrió y todo el dolor que llegó a tener, fue bueno, porque debo decir que en éste 2017, llegué a ser feliz.

Escribí, canté, bailé, leí, jugué, rodé, visité, conocí, aproveché y descubrí, tomé, disfruté, pero lo más importante de todo, intenté, lo logré, gané. Un año que me deja grandes historias y grandes recuerdos, un año más que pasa al recuerdo, pero que heridas que forjan al ser.

Gracias.


domingo, 19 de noviembre de 2017

Una noche bajo el son.

Estábamos ahí, a las 4 de la mañana, cada uno con un cigarrillo en la mano, esperando con ansia que los buses comenzaran a circular. Cada uno con dos mil pesos en el bolsillo y muchas ganas de cerrar una noche de bajo el son con una madrugada llena de pasión. Estábamos ahí a las 4:15 de la madrugada, yo traía una camisa rasgada de lado a lado bajo mi buso, y tú, un par de tacones rotos. El humo de cigarrillo era lo único que nos mantenía cuerdos y tranquilos.

Estábamos ahí, a las 8 de la noche, cada uno con un cigarrillo en la mano, esperando con ansia que el show empezara. El bar aun no estaba abierto, y como de costumbre ye hice llegar temprano, solo para estar un poco más contigo; créeme aguantaría cada mentada de madre tuya, por afanarte, por obligarte a llegar temprano, por hacerte correr solo por el hecho de que en ese mismo momento te estoy viendo y tarde o temprano cambiarás esa cara de enojo y me besarás clamando lo estúpido que puedo llegar a ser. Pasaron los minutos, los cuales contábamos en cigarrillos, creo que siempre te temblaba la mano cuando fumabas, no era mucho de tu agrado pero te tranquilizaba y de alguna manera nos unía.

Dos o tres cigarrillos bastaron para que las puertas de ese hueco se abrieran y fuésemos los primeros en entrar. De la nada la gente empezó a llegar y pese a que estábamos bien acomodados empezamos a sentir el calor de la gente. Nos atendieron, de primer momento no pediste nada, mientras yo pedía sin pensarlo una cerveza bien fría, la música comenzaba a sonar. Hablamos, hablamos, hablamos, pensé que solo hablaríamos durante toda la noche, pero gracias a dios estaba equivocado.

Pasó una hora larga y por fin decidiste tomarte algo, pediste algo fuerte, querías salir de ti. Yo seguía tomando cerveza, sabías lo mucho que la amaba y nunca me recriminaste por eso. De la nada tomaste mi mano, me levantaste de la mesa y me sacaste a bailar. Mis pasos eran torpes, no coordinaba bien con los tuyos. La razón por la que te había llevado a ese bar es porque sabía que amabas bailar, pero desde que llegaste a la ciudad no habías tenido oportunidad de hacerlo. Adelante, adelante, atrás, atrás, centro atrás atrás, adelante... con todas mis fuerzas intentaba seguirte el ritmo, pero poco a poco te dabas cuenta que yo era un fracaso, pensé que la noche terminaría ahí.

Nos sentamos nuevamente, pediste otro trago, yo pedí otra cerveza. Ambos nos acabamos lo que pedimos de un sorbo y en ese momento te acercaste a mí, me susurraste algo al oído que jamás olvidaré y me volviste a levantar. Esta vez ibas más lento, ibas conmigo. Te tenía de la cintura mientras me agarrabas la espalda, nos movíamos en armonía. El ritmo de la música aceleraba y cada que tenía oportunidad me acercaba a ti para robarte besos. Pasaban las canciones y tu y yo jamás habíamos estado tan unidos, tanto así que en un momento me fui para atrás, y en medio de la canción apretaste tu puño y rasgaste mi camisa. Estabas completamente roja, no sabías que había pasado, la verdad yo tampoco y realmente no me importaba, me coloqué el buso y seguimos en la pista. El tiempo pasaba los tragos seguían yendo y viniendo y tú... tú sonreías más que nunca.

La noche dejaba de ser noche y el son dejaba de ser son. Agotados en la mesa, a la que llegamos a las 9 de la noche nos tomábamos el que según el mesero era el último trago que nos iba a servir. Preguntamos la hora y la respuesta de 15 para las 4 nos sorprendió. La noche se pasó más rápido de lo que imaginamos. Escuchaste las trompetas de la canción y sin pensarlo me volviste a levantar y me dijiste 'Jamás olvidarás esta canción, mi amor'. Yo, cansado a más no poder saqué fuerzas de donde no tenía y me levanté, el ritmo me sonaba familiar, en algún lado tuve que haber escuchado esta canción, me suena familiar. Mientras la canción avanzaba, pegada a mi pecho cantabas y al oído me decías 'No hay cama pa' tanta gente'. Yo solo te seguía y buscaba no dañar ese momento que me dijiste sería inolvidable.

'Pa' fuera. Pa' la calleee' sonó el coro, y tu con una sonrisa muy tranquila, los ojos cerrados y tu cuerpo yendo de un lado a otro de una forma tan... hermoso me hacía sentir el hombre más afortunado de la vida. Mientras bailábamos te resbalaste y el tacón de los tacones que llevabas se rompió. Yo te agarré y quedaste en mis brazos, en shock, no sabía que estaba pasando, la felicidad, la canción, el alcohol, la vida misma sobre mí... 'Pa' fuera. Pa' la calleee' se escuchaba por última vez mientras las luces del bar se iban apagando.

Era la canción que terminaba una hermosa velada, llena de calor y energía, salimos del bar al mismo andén donde estuvimos antes de llegar, eran las 4 de la mañana, me ofreciste un cigarrillo y un beso profundo, tanto que me dejó con ganas de quedarme atrapado en él por el resto de la eternidad. Apenas te separaste de mi, me colocaste un cigarrillo en la boca y prendiste tanto el tuyo como el mío con la misma llama.

Estábamos ahí, a las 4 de la mañana, cada uno con un cigarrillo en la mano, en shock, cansados, pero felices. Porque cuando el amor se baila, se llama felicidad. Porque cuando se baila con el amor, se es feliz.

Letras a mí.

Lo más curioso de encontrar una estabilidad emocional, es el hecho de dejar de lado algo que me apasiona tanto. Llevo varios meses sin tocar(te), sin pensar(te) y sin buscar(te), y son los meses más tranquilos que he tenido en los últimos 4 años. Meses donde he querido escribir sobre romance, amistad y pasión, pero que por cuestiones externas y por la misma falta de inspiración no se me dan.
Insisto, es curioso que esta estabilidad emocional me haga sentir tan vacío, y es que por más que piense que no estoy mal, que no estoy sufriendo, que he crecido y que soy más fuerte, no me siento feliz.

Una parte de mi dirá que me hace falta esa adrenalina que se siente cuando uno sufre por distintos factores; que por amor, que por suerte, que por problemas en la vida, y es que lo peor es que esto haga pensar que no tengo problemas, porque claramente, como muy buenos amigos siempre me dijeron 'todo el mundo tiene problemas, pero lidia con ellos de forma diferente'. Creo que aprendí a lidiar con esos problemas de una forma plena, pero igual, ¿por qué sigo sintiéndome tan vacío?. 

No me siento cómodo con mis amigos, no me siento cómodo con mi familia, no me siento cómodo conmigo mismo. Es como si ese crecimiento, ese cambio que tuve para ser el 'yo fuerte' que soy hoy me hubiese arrebatado algo, algo como la esencia de vivir. Es como si hubiese perdido mi gota de vida. Y no hablo estúpidamente de que ya no vale la pena vivir, de que me voy a suicidar, y ese montón de maricadas. Hablo de que a mi vida le hace falta algo de sabor, de color y de pasión.

Aun siento dolor, quizás más que antes, aún siento cansancio físico y mental y aún sufro de esa maldita ansiedad que me ha puesto a sufrir desde que soy adolescente, pero me siento tan vació que de alguna manera todo eso no me importa, y caen en ese hueco, en se agujero negro que es mi corazón (como diría una amiga mía).

En resumen, algo le falta a mi vida, no sé que es, pero supongo que caminando y siguiendo donde estoy no lo encontraré. No hablo de dejar a mis amigos, puesto que para mi son demasiado especiales, ni dejar atrás toda esta fortaleza que he ganado, hablo de recorrer el mismo camino que estoy recorriendo, pero en zigzag, abarcando más terreno y conociendo más, para quizás, algún día encontrar algo que me haga quitar las gafas, me tome de la mano y me lleve a eso que tanto anhelo, que tanto llaman, felicidad.

lunes, 22 de mayo de 2017

In the darkest night

'Let me hold your hand'... these were the last words I could say to you, while you fade away throug the crowd. I lost you from my eyes, I lost you from myself, but I get something I might save forever... your smile. Now i'm alone, again, thinking about all the things that could happen, thinking about me, thinking about you. All this road we walk, and all this whipping i'm feeling, all this anxiety that is killing me from the deepest cell inside me.

'Please, dont let me go'... You didn't hear me, anyway you were so far away, prolly, no matter how hard i'd screamed, you'd never have listened to me. The darkest night is comming, and will take all I have. 'The night is dark and is full of terrors', as R'hllor priest would say, and you know which is my greatest terror. You'll fade away through my dreams, doesnt matter witchever i'll do.

Now I'm mine, and i'll keep smiling cuz i know all the things i did made me happy, nevermind the stuff i sacrificed. I feel some tranquility, and it's kinda weird, my brain just told to me things like 'Roooarrgh uh roo' or 'Huwaa muaa mumwaa', like some wookie shit. Random words aboard over my head, and some shitty minding that make me think you're most far than you are. I think, something that could make me smile should be here forever... at least in my mind.

Now the night is here, the darkest night is over my head... it's over me and finally i must fight it with some fucking wood sword and a lame shield, lame as me. The only I have is your smile in my pocket and some of bravery in my heart. I will fight this with all I have, till my last sigh, till my last bloody drop of sweat... i will win this fucking fight between me and my head, and when this happen, i'll be totally happy, i'll be in total peace.

'I love you'... these were the last words i wish i could say to you.

domingo, 14 de mayo de 2017

Bajo la lluvia

Días grises, pero no tristes, bajo la lluvia los momentos pueden ser muy bellos, llenos de un toque mágico, que se impone a las condiciones de adversidad que se pueden entender en situaciones así.

O, pues para mí, ir a toda mierda, como una bala que busca su destino, mientas pedaleó como si no hubiese mañana, mientras las gotas de lluvia nublan mi vista, y la inestabilidad del suelo me hace deslizarme de forma errática, jugando con el azar y la suerte para mantenerme ahí donde estoy, mientras espero que un factor externo no sea quien cause mi caída, me hace sentir un poco más de adrenalina.

O, esos pequeños momentos donde la lluvia funciona como excusa para acercarte a mí y perderme en tus brazos. 'Cuando me sostienes, en tus brazos tan apretado, me haces sentir que todo está bien'... y sí, todo está bien, mientras estás a mi lado buscando ese calor que le falta al día. De hecho, bajo la lluvia las situaciones pueden ser muy joviales a tu lado. Yo sin gafas, porque no sé si veo mejor sin ellas, que con ellas mojadas, mientras de una u otra manera te conviertes en mis ojos, mientras me llevas de la mano hacia donde quiera que sea que nos dirigimos, cómo el niño de 7 años que puedo llegar a ser cuando estoy contigo. Esos momentos donde puedo disfrutar de una felicidad plena, gracias a ti.

O, esos partidos dónde la lluvia se sobrepone al juego, y cada paso se convierte en un paso en falso para cumplir ese pequeño objetivo momentáneo. Un balón mojado, que no facilita la situación y que con un poquito de fuerza se resbala más de lo que debería, un balón mojado que ya no solo pesa lo que debería, y dificulta aquel intento de controlar el juego. Deslices que se pueden convertir en peleas, gotas en la frente que se mezclan con el sudor y empapan el rostro, y un sonido atronador en el fondo. Cuando ganas el partido, por un lanzamiento desde el área de tres puntos, en estas condiciones, y todo tu equipo te busca, sin importar que al correr a ti puedan caerse... se puede describir en una sola palabra. Satisfacción.

Días grises, pero no tristes, bajo la lluvia he sido feliz muchas veces, y espero poder serlo pronto de nuevo.

sábado, 22 de abril de 2017

Decir adiós es crecer.

Ésta es una de las decisiones más difíciles de tomar, una que no se puede tomar a la ligera, y por eso aún no es definitiva. Las cosas en mi cabeza se están saliendo de control y están evolucionando a puntos donde ya no lo puedo manejar tan fácilmente. Ni mi forma de ver el mundo, ni de comprender y asimilar las cosas que pasan a mi al rededor... ni siquiera el nuevo yo que es mucho más fuerte emocionalmente está preparado para esto. 

Ansiedad, ansiedad, ansiedad, ansiedad, ansiedad, ansiedad, ansiedad...

Estoy en ese maldito punto dónde me afectan más las cosas, y cualquier pendejada se convierte en ansiedad, lentamente voy lastimándome, muy lentamente voy destruyéndome. Lentamente terminaré arruinando todo pensando en que saldré de ese problema, pero sé que después me lamentaré de cualquier estúpida decisión que tome con la cabeza caliente. 

Por eso, en pro a mi salud mental, estoy pensando seriamente que es momento de abandonar el barco, e irme. Quizás es lo mejor, no lo sé. Si sigo aquí, tarde o temprano haré alguna estupidez que dañe todo lo que he intentado preservar en los últimos meses... Si sigo extendiendo mi existencia aquí, es probable que lo arruine, y arruinarlo sería perder todo, todo lo que me hace feliz, todo lo que de una u otra manera me mantiene tranquilo. Después de todo lo que ha pasado, lo que más miedo me da es que seas tú quien se vaya, y las cosas no terminen bien. 

Tengo muchísimo miedo, de cosas que quizás no son reales, pero están ahí, en mi cabeza. Quizás decir adiós sea la mejor opción... al final, poder decir adiós es crecer. La verdad no recuerdo cuando fue la última vez que se me salió una lagrima escribiendo, pero el hecho de estar en este punto, considerando realmente en decir adiós, me duele demasiado. 

lunes, 20 de marzo de 2017

Te prometo

¿Recuerdas la primera vez que nos vimos? Ibas vestida de forma un poco peculiar, parecía que gustaba hacerte notar. Yo nunca he sido bueno con las palabras, y mucho menos con las primeras veces, por eso recuerdo muy bien que fuiste tu la que dio el primer paso. 'Vamos por un helado', me dijiste y yo con una sonrisa demasiado estúpida acepté. Nunca pensé que ese helado iba a dar inicio a tantas cosas.

Recuerdo muy bien una noche en la que salimos a bailar. Yo siempre te dije que no era muy bueno, pese a que era una de las cosas que me gustaba, y tu sin rodeos me dijiste que me enseñarías, que no importaba en lo absoluto mi destreza. Bailamos toda la noche, y creo que antes de eso, nunca me había esforzado tanto para no hacer gestos de dolor. Verte sonreír solo por el hecho de que yo estuviese haciendo algo diferente, algo alegre, me llenaba de mucha felicidad.

Recuerdo la primera vez que tomamos juntos. Siempre me he jactado de mi resistencia y mi pasión por el alcohol, sobretodo por la cerveza. Creo que aún me sorprende de alguna manera el hecho que pudieses tomar a mi ritmo sin sufrir consecuencias graves... De hecho me sorprende aún más que estuviste a punto de ganarme en cuanto a tomar lo más rápido posible una cerveza. Esa noche fue muy divertida, y fue el primer paso fuerte para muchas cosas más.

Creo que una de las cosas que más recuerdo es que estuviste ahí cuando mi problema más fuerte empezó a derrumbarme. Me apoyabas de muchísimas formas, y siempre intentabas quitarme la cara de enojo que tenía. Llegaste un punto en que te preocupabas más por mi que por ti, y yo no lo valoraba y al final te diste cuenta de eso. Empezaste a ser más fría y a dejar que yo siguiese siendo terco y lastimándome. Sabías que de una u otra manera tu indiferencia me servía más que tu atención y lograste tu cometido. Lograste hacer que me cuidara por primera vez.

Recuerdo esas noches que pasaba contigo, una en especial donde bloqueaste mi forma de ser por completo y sólo me dejabas hacer algo siempre y cuando yo prometiese cosas, muchas de ellas que nunca cumplí. Te prometí que me cuidaría hasta que mejorara completamente, y tarde o temprano volvería a las canchas, te prometí que te tendría en mi mente así te fueses lejos, te prometí que sería fuerte si todo se derrumbaba y te prometí que nunca dejaría de ser feliz. Al final esa noche pude dormir tranquilo, contigo entre mis brazos, pero las promesas aún retumban en mi cabeza.

Aún no te has ido, no te he alejado del todo, pero ya no soy feliz del todo, no he sido fuerte, y no me he cuidado. Creo que lo único que he cumplido de eso es que siempre estás en mi cabeza. El tiempo se acaba, para mí más que todo y solo pienso en que debo buscar cumplirte por lo menos la de ser feliz (porque sé que siendo feliz puedo ser más fuerte). Pero de una u otra manera te necesito...

Yo sé que mi felicidad no debe depender de las personas, pero eres bastante especial para mí y no puedo evitarlo, por lo cual hay varias cosas que necesito..

Necesito una última salida juntos a comer helado en cualquier lado, te prometo que volveré a sonreír estúpidamente como aquella primera vez.
Necesito bailar contigo una última vez, te prometo que no haré caras de dolor así me gobierne por completo, porque sé que te veré sonreír como aquella vez y seré muy feliz.
Necesito tomar contigo una de estas noches, te prometo que ganarme no será tan fácil, o por lo menos eso espero, nadie quita que seas tu quien me vea borracho.
Necesito estar contigo una última noche, dónde pueda contarte que cumplí lo que te dije, para posteriormente rodearte con los brazos, abrazarte y sentirme más tranquilo que nunca, y así sentir que jamás te irás de mi vida, así el día de mañana no estés.
Entre tantos recuerdos y tantas promesas una gota de nostalgia me aborda, y me doy cuenta que de una u otra manera, detrás de toda esta amargura y enojo que siento constantemente, si puedo ser feliz, y son muchos los momentos en los que lo soy... Por ejemplo este, donde te estoy recordando con tanto fervor.



jueves, 23 de febrero de 2017

Yo vs... ¿yo?

Estoy nuevamente solo, sentado en el puto andén de siempre. Veo los carros pasar mientras me acabo el cigarrillo... me agarro levemente la pierna, para dar a conocer al mundo que no me siento cómodo con ella. Primer error... no debería guardarme ese sentimiento y debería comunicarlo a alguien a quien le tenga cariño y confianza. Mientras más pasa el tiempo me doy cuenta que el verdadero problema estar ahí. Acabo de llegar a un punto donde nunca había llegado, siento que todos mis problemas me ganan y no puedo ni con los más simples. Siento que nadie me apoya cuando siempre hay ahí, una gran cantidad de personas que son capaces de hacerme feliz de una u otra manera, y siento que nunca saldré del abismo en el que estoy metido cuando aparentemente hay una escalera al lado.

¿Por qué? ¿Es porque nunca logre confiar completamente en una persona, y aún sigo sin? Hay muchas preguntas que podría hacerme, pero todas terminarían en lo mismo... mi forma de ser. Y es que una vez detectado aquel problema insolucionable, llamado dolor debo mirar que sale de ahí y como puedo arreglarlo. Es decir, el dolor nunca se irá, estoy más que seguro de eso, pero todas las cosas que me han traído ese dolor en forma de frustración, falta de autoestima, etc, si tienen solución, y ahí es donde entra la mejor parte de la historia; debo pelear contra mi mismo.

Yo vs yo, yo contra mis miedos, contra mis pensamientos, contra mi ser. Sin duda alguna una batalla muy difícil y que nunca pensé que tendría. Una batalla que ganaré con pequeños cambios y poco a poco. Sé que si lo hago de otra manera, buscando caminos fáciles, caeré nuevamente en depresión o perderé todo lo que he intentado. Y uno de los pequeños cambios comienza aquí... Esta es una batalla que no puedo luchar solo, y debo despedirme de mi orgullo para pedir ayuda, y confiarle a quien se que quiero esto, para en el momento en que logre salir de toda esta mierda, pueda ser mejor tanto conmigo, como para quien realmente quiero en mi vida.

domingo, 19 de febrero de 2017

Look around Camilo, you're all alone.

Estoy de nuevo sentado dónde nos vimos por ultima vez. La pared que está a mi lado dejó marcado en mi puño un poco de ladrillo, pero ya pasaron tres días y en ella no hay ningún rastro de un golpe, solo lo hay en mi mano y en mí. Hoy estoy solo, a diferencia de hace tres días donde te abracé durante un buen rato, mientras estaba rodeado de más amigos. Tres días no son tres días cuando el dolor va más allá de lo que imaginas, y es que ésta ultima semana en especial volví a recaer. Los pensamientos se empiezan a tornar destructivos, y la frustración se convierte en ira.

La unión de estos pensamientos destructivos, ira y un estado de soledad emocional me tienen acá nuevamente. En un asqueroso limbo de emociones, donde no hay claridad, dónde todo color se torna gris, y cada luz de esperanza en mi vida se apaga al instante de haber aparecido. Y es que, desde este puto andén, veo como todas las personas hacen algo con su vida dónde yo no intervengo... todas aquellas personas a las que quiero tienen alguien más y aunque sé que es egoísta quererlas para mí solo, me duele ser el único que no tiene ese 'alguien más'.

Y es que quisiera poder soportar todos los problemas que cargo yo sólo, pero tristemente no puedo. ¿Cuándo fue la última vez que alguien me preguntó por mi constante dolor?, ¿Cuando fue la última vez que alguien se interesó realmente por como estaba, o como me sentía?... Ese es el problema de no tener ese 'alguien más'. Poco a poco me voy convirtiendo en un amigo desechable más. Sin importancia como tal, y solo de utilidad en ciertas ocasiones. Hay días muy lindos, dónde me encuentro con todos ustedes, dónde bebemos, fumamos, sonreímos y gozamos, pero al final de todos esos días, siempre a mi casa, solo, a ver como todos pueden mantener esa felicidad estable, menos yo.

Hace tres días estábamos hablando de la luna y las estrellas, mientras el humo del cigarrillo que me estaba acabando, se iba lentamente en una corriente de viento, y el vino que en caja teníamos poco a poco iba terminándose. Hace 20 minutos, mandé a la mierda la última colilla, mientras me trago el último sorbo de cerveza. Mira a tu al rededor Camilo, estás completamente solo.

Y es que yo sé que no estoy solo, porque los tengo a todos ustedes -mis amigos- , y sé que estarán para mí siempre que los necesite... pero soy el único idiota que no ha podido seguir adelante con sus problemas, y estoy atrapado en un abismo, viviendo mi peor temporada en mucho tiempo. Perdido, nublado, deprimido y enojado.... Mira a tu al rededor Camilo, estás completamente solo.

lunes, 13 de febrero de 2017

El miniequilibrio inesperado.

¿Pensaste que algún día llegaríamos a este punto? Por primera vez en muchísimo tiempo no siento que esté mal, pero tampoco me siento tan bien como creo que debería sentirme. Me encanta verte sonreír, pero así mismo no me desvivo por tu sonrisa. Me encanta estar a tu lado, pero no suelo sacrificar cosas más allá de para tenerte junto a mí. Si digo que no sonrío como un estúpido cuando leo algún mensaje lindo que te nace, o que no me lleno de alegría cuando siento tus labios o tu piel, estaría mintiendo de la forma más ruin posible, sin embargo comprendí que hay momentos para todos, y el hecho de no tenerte de mi mano, o de ser el primero a quien escribes no acabará con mi pequeño mundo de fantasía donde logro sentirme estable.

Quizás en algunos momentos siento que doy más de lo que debería para recibir 'tan poco' pero aprendí a entender a las personas y eso me genera demasiada tranquilidad, por lo cual aprovecho esos pequeños instantes de felicidad a tu lado.