Tu piel, aquella que en mi planta tentaciones más allá de mi mismo entendimiento, la que con locura le cega. Tu sonrisa, que me desliza entre las más finas curvas de placer y que destila mi alma. Finalmente tus ojos, llenos de ternura, de pasión, de inocencia y de picardía. Esos que sin razón alguna me elevan simulando vuelos por el infinito espacio. Tú, que me haces desvariar y delirar. Tú que me vuelves completamente loco.
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