Sergio había ganado la posesión. Nos quedaban 30 segundos de partido. Una canasta igualaba el marcador, debíamos jugar con la cabeza. Él se la pasó a Alvaro quien intentó internarse a la zona de 3 segundos pero todos los defensas aglomerados no permitieron nada. Ya solo quedaban 5 segundos, Alvaro me pasó el balón y sin pensarlo lo lancé desde la zona de 3 puntos. Mientras el balón corría por el aire sonó el pitazo final. Sonó mi despertador.
Siempre sueño lo mismo, siempre quedo en duda con el final del sueño. La vida desde hace 6 años no es la misma. Hoy tengo 18 años. Dos años enteros sin hacer deporte... Hace seis años me lesione la rodilla.
Si bien extraño mi vida en esos momentos, hoy siento ya las cargas de haber tenido que alejarme de esto tan importante que era para mí. Recuerdo muy bien lo buen lider que solía ser. Carismático y seguro, irradiaba confianza. Socializaba con el grupo y juntos ganabamos, juntos perdiamos. Ese liderazgo que en la "vida real" me sacó de varios apuros. Ese que hoy se torno en timidez y desconfianza... Añoro esos tiempos donde las risas ahogaban todos nuestros dilemas y cada rebote, cada uno a uno me hacía olvidar lo mal que me iba en el amor. (Cosa en la que realmente nunca me ha ido bien).
Extraño como el estrés desaparecía y el dolor de cuerpo en la noche era la satisfacción de un buen trabajo. Me duele ver lo perezoso que me he vuelto, capaz de quejarme al mínimo esfuerzo físico. Me duele ver como si intento hacer algo de deporte debo parar casi instantáneamente por el dolor que me acoge. Sufro en silencio.
Realmente la única cosa que puedo rescatar de haber dejado de ser deportista es el hecho de que encontré en mí una faceta más "Humana". Mientras que antes era solo ciencia, música y deporte, hoy a falta de deporte soy ciencia y cultura. Encontré en mí un lado más poético y literario. Comencé a leer como nunca en mi vida lo hice, lo mismo que escribir.
Poeta sin suerte en el amor, buen poeta.
Cuanto daría por tener nuevamente la capacidad de correr, la capacidad de saltar. Cuando daría por poder patear un balón durante horas, o saltar y arrojar uno a una canasta. Cuanto daría por tenerte a mi lado, aunque creo que esta frase no va acorde a este tópico.
Cuanto daría por volver a una cancha y darlo todo de mí. Cuanto daría por volver a ser deportista.
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